Una prótesis de rodilla, también conocida como reemplazo de rodilla, es un procedimiento quirúrgico que consiste en sustituir una articulación de rodilla dañada o enferma por una articulación artificial fabricada con componentes metálicos y plásticos.
El proceso quirúrgico de una prótesis de rodilla suele incluir los siguientes pasos:
1. Preparación preoperatoria: Antes de la intervención, el paciente se someterá a una serie de pruebas y evaluaciones para determinar su estado general de salud y su preparación para el procedimiento. El paciente también recibirá instrucciones preoperatorias, como por ejemplo cómo preparar su casa para la recuperación postoperatoria y cómo cuidar la zona quirúrgica.
2. Anestesia: Durante la intervención, el paciente recibirá anestesia general para ayudarle a dormir durante el procedimiento y para que no sienta dolor
3. Incisión: El cirujano hará una incisión en la parte delantera de la rodilla, dejando al descubierto la articulación dañada.
4. Extracción del hueso y el cartílago dañados: El cirujano extraerá el hueso y el cartílago dañados de la articulación, utilizando instrumentos quirúrgicos especializados.
5. Implantación de la prótesis: A continuación, el cirujano colocará cuidadosamente la prótesis en la articulación, fijándola al hueso restante con cemento especial o tornillos.
6. Cierre de la incisión: Una vez colocada la prótesis, el cirujano cierra la incisión con puntos o grapas y aplica un apósito para proteger la zona operada.
7. Recuperación: Tras la intervención, el paciente pasará varios días en el hospital para recuperarse y comenzar la fisioterapia. Una vez que el paciente pueda moverse cómodamente, recibirá el alta hospitalaria y continuará con la fisioterapia ambulatoria. La recuperación completa puede tardar varios meses, pero la mayoría de los pacientes experimentan una mejora significativa de su movilidad y de sus niveles de dolor en las primeras semanas tras la intervención.
Casos en los que se recomienda la prótesis de rodilla
La artroplastia de rodilla se suele recomendar a pacientes con dolor intenso de rodilla y movilidad limitada debido a una artrosis avanzada, artritis reumatoide u otras enfermedades articulares degenerativas.
También puede recomendarse a pacientes que hayan sufrido una lesión importante de rodilla, como una fractura o una rotura de ligamentos, que no haya respondido a tratamientos no quirúrgicos.
Antes de recomendar una artroplastia de rodilla y sabiendo que cada caso es diferente, lo más adecuado es probar otros tratamientos más conservadores, como fisioterapia, medicamentos o incluso factores de crecimiento, para controlar el dolor y mejorar la movilidad. Si estos tratamientos no son eficaces, o si el estado del paciente es grave y causa limitaciones importantes en sus actividades cotidianas, el médico puede recomendar una artroplastia de rodilla.
En última instancia, la decisión de someterse a una artroplastia de rodilla es personal y debe basarse en las necesidades y objetivos individuales del paciente. El paciente debe comentar sus opciones con el médico y considerar detenidamente los posibles beneficios y riesgos de la intervención.